El hombre que posee una sed de vida interior descubrirá que no puede satisfacer a su "yo", pues el yo exige de él siempre más y ello conduce al desespero y al disgusto, pues en el mundo no existe ni un solo valor eterno. Sin embargo, el hombre debe atravesar ese estado, debe reconocerlo él mismo, analizarse y finalmente sobrepasarlo.
Debe franquear la frontera del espacio-tiempo con el fin de poder saludar a la eternidad. Debe comprender que lo Eterno no significa de ningún modo "reposo", como un aburrimiento eterno , sino que esta eternidad implica una búsqueda en profundidad y sin descanso del Misterio del mundo, el estado de ser divino.
Z.W. Leene
0 comentarios:
Publicar un comentario