Los mecanismos mentales (Bioneuroemoción)
Todos nosotros tenemos unos
mecanismos para gestionar los sentimientos y las emociones; veámoslos:
1. La represión: es uno de los más comunes; en
la mayoría de los casos reprimimos los sentimientos y emociones de forma
inconsciente a causa de los programas conscientes e inconscientes que llevamos
incorporados. La mayoría de las veces la represión nos lleva a la negación y a
la proyección. Este último proceso mental es muy común: proyectamos hacia los
demás las causas de nuestros malestares. La represión de los sentimientos y de
las emociones nos lleva a cambios de carácter, a soportar tensiones y síntomas
físicos, como dolores de cabeza, hipertensión, insomnio, indigestión, etcétera.
Cuando reprimimos y proyectamos, negamos el sentimiento y la emoción en
nosotros mismos. De esta manera seguimos proyectando y reforzando este
mecanismo para liberarnos de sentimientos como la culpa y de emociones como el
miedo. Culpar a los acontecimientos externos de nuestras desgracias y de
nuestra mala suerte es una salida muy común y muy popular. La proyección nos
libera de nuestra responsabilidad y nos hace más inmaduros emocionalmente. De
aquí surge el victimismo, el «pobre de mí», «yo soy el que necesita
protección». Se trata, sobre todo, de hacer que se sientan culpables los demás.
De todo este proceso mental, llamado proyección, se deriva la justificación
para atacar a los demás y hasta para darles muerte, empezando por las guerras
santas y los ejes del bien y del mal. La proyección puede llegar a justificarlo
todo. La historia nos lo enseña en ejemplos como el holocausto, la represión
palestina, las represiones por temas de religión, étnicas, etcétera.
2. La expresión: Expresar implica
que uno debe de sacar las emociones y sentimientos sin importar cómo afecten a
los demás. Se trata sencillamente de vomitar los sentimientos, creyendo que al
hacerlo nos liberamos de ellos. Nada más lejos de la realidad. Lo que hago es
quitar presión, pero los sentimientos se vuelven a recargar una y otra vez. Lo
que hay que hacer durante la expresión es poner sobre la mesa los sentimientos
y las emociones para que puedan ser comprendidos, y así trascenderlos desde una
nueva percepción, lo que nos permitirá cambiarlos por otros de vibración más
elevada. Ser desagradable no te garantiza el respeto de los demás; más bien, te
garantiza el rechazo y que nadie quiera estar contigo. Analizar los
sentimientos y emociones desde el «para qué los resiento de esta manera», me
llevará a otro estado mental más pacífico, y por lo tanto más saludable. La
emoción reprimida, que es nuestro caso de estudio, debe de ser expresada para
que pueda ser comprendida bajo otro prisma, como el que nos enseña la
Bioneuroemoción al estudiar el árbol genealógico. Entonces puede ser sublimada
o neutralizada por otros sentimientos y emociones.
3. El escape: Es un mecanismo muy
típico que consiste en llenar nuestra vida de quehaceres, trabajo, ruido,
fiestas, programas de entretenimiento. Es como una lucha para no oírnos a
nosotros mismos y seguir en este estado de inconsciencia, de alejamiento de los
problemas, manteniendo nuestras mentes ocupadas en un montón de nimiedades.
Esto es lo que ocurre hoy en día con los mensajes de los móviles, con escuchar
música en la calle a todas horas sumergidos en un aislamiento. Todo este
mantenernos ocupados conlleva un gran desgaste; nos aislamos y seguimos
reprimiendo nuestros verdaderos sentimientos, lo que nos puede llevar a
conductas adictivas.
Fragmento del libro El arte de
desaprender Enric Cobrera