martes, 24 de febrero de 2015

El Ego

El Ego

EL EGO: Nuestra cárcel mental


"La mayoría de las personas son otra gente. Sus pensamientos son opiniones de alguien más, sus vidas una imitación, sus pasiones una cita." (Oscar Wilde)

"El ego es un iceberg. Fúndelo. Fúndelo en las profundidades
del amor para que desaparezca y tú pases a formar parte del océano."  (Osho) 

Actualmente son muchos los filósofos, artistas, escritores, psicoterapeutas entre otros que hablan acerca del EGO. La definición más común nos dice: que es la valoración excesiva de uno mismo, sin embargo el ego es mucho más complejo de lo que parece. En el psicoanálisis es una parte parcialmente consciente de la personalidad humana que rige los instintos, los ideales del querer ser, y la realidad del mundo exterior.

La psicología humana es un compendio complejo de estructuras a nivel mental y espiritual; sin embargo, en la actualidad se ha teorizado mucho sobre la mente, lo cual ha desviado del verdadero sentido del ser de dicho conocimiento. Muchas son las personas que dicen: “Yo no necesito un psicólogo, yo no estoy loco”, “Los psicólogos están peor que uno, eso no sirve”; lastimosamente esto se debe al detrimento social en el cual la sociedad se ha sumergido como ya en anteriores entradas se ha mencionado.

Hemos desarrollado una patología, es decir una enfermedad psicológica llamada ego, estando atrapados en una cárcel mental, enterrándose en el deterioro de la misma.
Nuestro pensamiento se condiciona a diferentes tipos de contextos sociales, culturales, familiares, que van formando en nosotros creencias incorrectas, mediadas por la época. Un ejemplo para esclarecer el tema son los mass media, debido a que ellos actualmente son mediadores de las opiniones de las personas, ya no se busca crear una propia opinión fundamentada en la experiencia de cada persona, simplemente se limita a repetir o generar una opinión intervenida por terceros.

Esto conlleva, a que los individuos permanezcan perdidos en un laberinto sin salida, dónde lo único que pueden hablar es de experiencias del error, del dolor, del equivocarse, anquilosan sentimientos negativos, que llevan a  vivir del temor y a la espera de un error para justificar dichos miedos. Las grandes metrópolis del hombre moderno, llevan al vivir de la ansiedad , la depresión, angustia, infelicidad. El ego se alimenta del encapsulamiento del las limitaciones mentales, “Yo soy así” “Es lo que yo creo y no de otra manera”, no importa que dichas creencias o experiencias estén haciendo metástasis en el interior, la disociación social, la critica al prójimo son el diario vivir.

El ego es entonces, un montón de entidades mentales, o diferentes tipos de “Yoes” que se van manifestando en nuestro diario vivir. Para comprobar dichos estados, es de notar que cada persona es diferente a cada momento, con el amigo se piensa una cosa, después con la familia se es otra persona, y así sucesivamente se van manifestando dichas entidades o “Yoes” que representan nuestros agregados psicológicos. Estas diferentes entidades tienen embutido y atrapado el ser esencial, durmiendo nuestra conciencia y el verdadero potencial. Estos agregados se manifiestan también como defectos o errores de los cuales somos victimas y que de manera inconsciente aceptamos.

Existen, por ejemplo, muchos productos en el mercado de los cuales el consumo de estos nos producen daños graves a nuestro organismo, sin embargo, la sociedad conoce estos daños y siguen existiendo consumidores de manera masiva y los se aceptan como propios.

Es un buen momento para reflexionar, y recapacitar, ¿Qué planeta estamos construyendo? ¿Quién realmente soy yo?. El ego es todo aquello que no somos, nuestro verdadero ser no es nada de lo que nos identifica, todo lo que define a cada ser es meramente exterior, y este camino es el que nos lleva a darle sentido a la frase griega muy conocida pero bastante ignorada, hombre conócete a ti mismo.


Todas estas palabras, todo este discurso, mucho más allá de ser un mero simbolismo de frases que decodifica nuestro cerebro, es una realidad palpable. Dice el Maestro Alejandro Jodorowsky, “No se puede cambiar al mundo, pero hay que comenzar a cambiarlo”, entonces es a partir de la comprensión y aceptación del ego que comenzamos el camino a restablecer el orden,  y la armonía que merece cada ser humano para llegar a una verdadera felicidad. 

sábado, 14 de febrero de 2015

Los Estados Internos Equivocados

Los Estados Internos Equivocados


LOS ESTADOS INTERNOS


¿Por qué las personas de nuestra sociedad cada día responden de manera agresiva a cualquier evento o suceso que se presenta en su cotidianidad?

La sociedad contemporánea, ha creado un hombre alienado en si mismo, en sus opiniones, el falso concepto del yo o lo que en psicoanálisis se conoce como ego. A partir de allí, se genera una patología emocional, la infelicidad. Una orquesta sinfónica de colonización mental en occidente alejó al hombre del contacto con su mundo interno, con la madre naturaleza; llevándolo a las grandes urbes y metrópolis, donde se vive una vida frenética, de angustia. Sin darse cuenta se está regresando a una involución o tal vez lo que pasa es que el hombre sigue arraigado a ideales pasados y caducos. Sin embargo el estado de sueño de la sociedad lo ha llevado a justificar los medios de alienación y destrucción.

Los medios de comunicación se convirtieron en el puente para la colonización de las mentes, una manera muy eficaz de generar pensamientos sumisos, opiniones mediadas y de tercera mano, programaciones mentales, también es la manera eficaz que la publicidad tiene para promover la sociedad de consumo.

Así que, muchas personas, se encuentran actualmente perdidas en estados emocionales equivocados, en el drama de sus sufrimientos y su ego, por eso se hace necesario el volver a esas preguntas tan fundamentales que desde hace tiempo atrás el hombre se ha cuestionado: ¿de dónde venimos?, ¿quiénes somos? y ¿para dónde vamos?.

De la mano de la filosofía y la mística, el hombre moderno quiere remontarse al pasado para que; citando a el filósofo Salvador Paniker “ser retroprogresivo", es decir, tener una mirada a las enseñanzas ancestrales, avanzando hacia el futuro como seres que evolucionamos ya no solo a nivel tecnológico sino también a nivel espiritual y humano. Para volver a esa sabiduría que por mucho tiempo estaba reservada a los iniciados, los sabios, el hermetismo y el conocimiento que las religiones orientales conocen desde la antigüedad.

Seguido a esto, se puede afirmar que, la sociedad de consumo volcó la mirada hacia lo externo, la ansiedad de poseer y desear hace que las personas vivan en función del futuro. La depresión de quedarse en el pasado en apegos y heridas de sufrimiento. Por ello las personas son infelices, la felicidad se toma por un concepto de desarrollo progresivo de nivel socio-económico, el dinero se ha convertido en una necesidad psicológica, siendo la cura a los problemas. Entonces dentro de cada persona se vive un estado interno de insatisfacción, dolor y emociones negativas. Aquí comienza el camino de la vida como un sendero sagrado. Lo que sucede es que todos desean cambiar al mundo, pero nadie desea cambiar por si mismo.

Es irrefutable la existencia de dos mundos dentro de los seres humanos, el interno y externo. El mundo interno no es más que la experiencia de los sentidos al percibir el mundo externo. Esa experiencia es única para cada ser humano, puesto que cada ser es único, pero, las experiencias se convierten también en la cárcel del ego al identificarse con los traumas pasados.

Volcar la mirada hacia lo interno, se hace necesario para que la conciencia humana evolucione de manera normal, no se puede quedar atrapada la mente en conceptos caducos e ideas nocivas que hasta el momento no han servido.  Aprender a ver nuestro estado interior, es decir; a observar, qué estamos sintiendo cada vez que ocurre un evento en nuestra vida, del por qué nos encontramos así, y el cómo respondemos ante dichos sucesos, nos ayudará de manera sabia aprender a vivir inteligentemente, comprender el sentimiento verdadero y no el falso sentir. En el interior se encuentra los defectos psicológicos que se cultivan durante años, abandonar los hábitos y comenzar el cambio, no es fácil de hacer, puesto que conocerse uno mismo no es tarea de un día para otro, adicional a ello se suma el tener un velo que nos impide ver realmente quienes somos, las miles de mascaras que creamos para el día a día.

Acaso ¿El hombre no se conoce a si mismo? La verdad es un no, porque como ya se ha comentado, hay una mirada fuerte hacia lo externo. Nos identificamos con todo lo que nos rodea, se etiqueta nuestra personalidad en un algo, se goza de distintos tipos de distractores mentales;  que poco queda ya sobre lo que se sabe de nuestro interior, por tal motivo se hace difícil ver los defectos, se vive con miedos, problemas, que solo habitan en nuestra cabeza, cometiendo errores, siendo victimas de los sucesos cotidianos, sin saber combinar de manera sabia los estados internos con los eventos externos.

Un ejemplo claro de ello, es que tal vez tuvimos una discusión con algún familiar o ser querido, esto nos afecta tanto, que pasamos horas después del suceso alienados en diálogos mentales, al recordar lo mucho que nos han herido, luego en un momento dado, una persona nos dice algo que no nos gusta, nos identificamos y procedemos instintivamente a un impulso de rabia, odio, agresividad u otra emoción negativa, la cual se viene incubando desde el interior con cada suceso. Por eso hay personas que dicen: "No me hable porque estoy de mal genio y no respondo…" Hoy no quiero salir amanecí con existencialismo, no quiero hablar... Para hablarlo en términos cotidianos. Todo esto ocurre por que permanecemos en un estado interno equivocado.

Quien mira afuera, sueña; quien mira adentro, despierta.
Carl Gustav Jung