lunes, 15 de agosto de 2016

La logia de los magios / Los Simpsons

Hay que ser conscientes de los mensajes a los que somos sometidos a diario y que muchos de estos mensajes van dirigidos a nuestro subconsciente, y en ello la serie norteamericana los simpsons son especialistas. Este capítulo 12 de la Temporada 6 "los Magios", nos deja ver un simbolismo contundente acerca de una logia secreta muy similar por no decir que la misma asociada a los Masones. Esta canción que cantan en un fragmento del episodio es contundente para dejar claro quiénes son los que controlan está realidad. Claro no se trata de una aseveración de locos ni nada por el estilo al contrario cada día es más notorio que hay alguién que va dirigiendo el guión de este sistema y en eso no cabe duda los simpsons son la manera para mostrarlo y hacerlo indiferente. Bueno y claro esta no es la única manera. Para ello utilizan varias herramientas, pero vayamos a la canción.
En su versión hablada en ingles:
Who controls the British Crown?
Who keeps the metric system down?
We Do! We Do!
Who keeps Atlantis off the maps?
Who keeps the Martians under wraps?
We Do! We Do!
Who holds back the electric car?
Who makes Steve Guttenberg a star?
We Do! We Do!
Who robs cavefish of their sight
Who rigs every Oscar night?
We Do! We Do!
Por ello estas sociedades secretas para mantenerse ocultas lo más fácil es lo siguiente:
Los iniciados dicen:
El secreto más difícil de descubrir es el que no está oculto.


jueves, 4 de agosto de 2016

Los mecanismos mentales (Bioneuroemoción)


Todos nosotros tenemos unos mecanismos para gestionar los sentimientos y las emociones; veámoslos:

 1. La represión: es uno de los más comunes; en la mayoría de los casos reprimimos los sentimientos y emociones de forma inconsciente a causa de los programas conscientes e inconscientes que llevamos incorporados. La mayoría de las veces la represión nos lleva a la negación y a la proyección. Este último proceso mental es muy común: proyectamos hacia los demás las causas de nuestros malestares. La represión de los sentimientos y de las emociones nos lleva a cambios de carácter, a soportar tensiones y síntomas físicos, como dolores de cabeza, hipertensión, insomnio, indigestión, etcétera. Cuando reprimimos y proyectamos, negamos el sentimiento y la emoción en nosotros mismos. De esta manera seguimos proyectando y reforzando este mecanismo para liberarnos de sentimientos como la culpa y de emociones como el miedo. Culpar a los acontecimientos externos de nuestras desgracias y de nuestra mala suerte es una salida muy común y muy popular. La proyección nos libera de nuestra responsabilidad y nos hace más inmaduros emocionalmente. De aquí surge el victimismo, el «pobre de mí», «yo soy el que necesita protección». Se trata, sobre todo, de hacer que se sientan culpables los demás. De todo este proceso mental, llamado proyección, se deriva la justificación para atacar a los demás y hasta para darles muerte, empezando por las guerras santas y los ejes del bien y del mal. La proyección puede llegar a justificarlo todo. La historia nos lo enseña en ejemplos como el holocausto, la represión palestina, las represiones por temas de religión, étnicas, etcétera.

2. La expresión: Expresar implica que uno debe de sacar las emociones y sentimientos sin importar cómo afecten a los demás. Se trata sencillamente de vomitar los sentimientos, creyendo que al hacerlo nos liberamos de ellos. Nada más lejos de la realidad. Lo que hago es quitar presión, pero los sentimientos se vuelven a recargar una y otra vez. Lo que hay que hacer durante la expresión es poner sobre la mesa los sentimientos y las emociones para que puedan ser comprendidos, y así trascenderlos desde una nueva percepción, lo que nos permitirá cambiarlos por otros de vibración más elevada. Ser desagradable no te garantiza el respeto de los demás; más bien, te garantiza el rechazo y que nadie quiera estar contigo. Analizar los sentimientos y emociones desde el «para qué los resiento de esta manera», me llevará a otro estado mental más pacífico, y por lo tanto más saludable. La emoción reprimida, que es nuestro caso de estudio, debe de ser expresada para que pueda ser comprendida bajo otro prisma, como el que nos enseña la Bioneuroemoción al estudiar el árbol genealógico. Entonces puede ser sublimada o neutralizada por otros sentimientos y emociones.

3. El escape: Es un mecanismo muy típico que consiste en llenar nuestra vida de quehaceres, trabajo, ruido, fiestas, programas de entretenimiento. Es como una lucha para no oírnos a nosotros mismos y seguir en este estado de inconsciencia, de alejamiento de los problemas, manteniendo nuestras mentes ocupadas en un montón de nimiedades. Esto es lo que ocurre hoy en día con los mensajes de los móviles, con escuchar música en la calle a todas horas sumergidos en un aislamiento. Todo este mantenernos ocupados conlleva un gran desgaste; nos aislamos y seguimos reprimiendo nuestros verdaderos sentimientos, lo que nos puede llevar a conductas adictivas.


Fragmento del libro El arte de desaprender Enric Cobrera


Artista Visual - Tarot evolutivo 
Consultas, de tarot evolutivo. 
+57 319 2480327 14.eddie.b@gmail.com
Sana tu pasado, Vive tu presente construye tu futuro.
Los invito a que me sigan en:
Facebook: https://www.facebook.com/eddiexiiii/
Twitter: @eddiexiiii 
Instagram: eddiexiiii
Blog: www.eddiexiiii.blogsport.com

miércoles, 8 de junio de 2016

La sanación de las heridas del padre en la mujer.

Herida paterna:

¿Para qué sirve un padre en la vida de las mujeres?
Como transmisión arquetípica el padre comunica fuerza, vitalidad, estabilidad, seguridad, protección, dinero, confianza, manejo de límites, poder personal, y en el caso de las mujeres, es de vital importancia, pues en algún momento la mujer querrá establecer una relación con el hombre.
La relación que una mujer establece con un hombre está determinada por la relación que tuvo con su padre en la infancia y se puede identificar en la estima que se tienen a sí mismas.
Psicológicamente el amor de una hija a su padre es reflejado en la relación afectiva con sus parejas, la hija traslada la imagen del padre al hombre que ama. Si el padre fue sano en su relación la mujer cuando sea adulta, buscará recrear la experiencia  en un hombre de las mismas características o que refleje el vacío que se vive.  
Si el padre fue cálido, constantemente pendiente de las necesidades de la hija tanto a nivel físico, material, emocional, creativas, intelectuales, permitiendo el libre desarrollo, identificación de su individualidad, la evolución de sus apegos, a los padres, hermanos, hermanas, amigos, y al novio que en dado momento la llevará a conformar un hogar fuera de su núcleo familiar. Entonces en su etapa adulta querrá encontrar en otro hombre las características sanas que fueron transmitidas por  figura paterna, lo cual refleja sus sentimientos hacia los hombres.

Cuando el padre es ausente tanto a nivel físico o psicológico, la mujer buscará  constantemente una pareja para suplir su vacío interior, creerá que llenará su carencia en esa proyección de apego hacia la relación. Una persona así sufre por su temor al abandono. Será presa fácil de las relaciones con dependencia emocional, repite el patrón aprendido en su infancia; así que las parejas que tiene le recuerdan está tendencia al abandono.
Un padre egocéntrico  que se dedica a buscar lo que el necesita, está menos dispuesto a ver las necesidades de quienes lo rodean, sin darse cuenta no es consciente de que su pareja e hijos necesitan de él. En una relación con un padre así en nuestra infancia, se piensa  que no somos amados, ni aceptados. Se basa la construcción de la personalidad en la aprobación u opinión de otros, especialmente de sus progenitores, para sentir la certeza de ser amada. Transmitiendo también los conflictos de la pareja entre padres. Todo lo que se ha mencionado se refleja en la personalidad que se crea, la imagen falsa de sí mismo, lo que impide la felicidad, el amor propio, no creen en que merezcan ser amadas, lo que las lleva a escoger hombres que no saben amar.
Un hombre sano es aquel que se ama a sí mismo, en todos sus aspectos, emocional, intelectual, sexual, creativo, físico y espiritual. Se comunica aceptando su papel armonioso entre dos opuestos, que se comparten su libertad sin devorarse el uno al otro, sin generar proyecciones y ausencia.
Un padre controlador, genera una mujer sometida y víctima de agresión. Suelen ser mujeres conflictivas, descuidadas en su seguridad personal, dependiente de… Un padre que es violento genera los mismos sentimientos negativos, baja autoestima, desvalorización, lo que se  verá reflejado en el sufrimiento que padece en la pareja.
 Un padre idealizado como si fuese el gran amigo, el hombre ideal, transmitirá al inconsciente de su hija una idealización falsa, haciendo creer a la mujer que no se puede sobrepasarlo, así atraerá hombres que hacen lo mismo que su padre pero en un valor menor. Crean falsas expectativas sobre el hombre que aman.
Un padre que tiene otra mujer en su vida, transmite al inconsciente  un sentimiento de tristeza, dolor, deseo de venganza, deseos suicidas, enfermedades psicosomáticas, embarazos no deseados, baja autoestima y muchas más emociones negativas de sí misma.

El derecho de ser amada y el linaje materno

El dolor de nuestros ancestros es transmitido generación tras generación, no solo heredamos la genética, sino que también la memoria celular almacena las programaciones del linaje, las cuales quedan guardadas en el inconsciente. El reflejo de ello siempre está en la baja autoestima, así la mujer buscará repetir la historia de su dolor, y su linaje materno buscará a su padre en cada relación, buscara suplir todos aquellos vacíos que este no le transmitió. Lo más seguro es que el linaje materno haya sufrido desde los bisabuelos este tipo de relaciones, así que las características de las madres, son factores de repetición de la trasmisión de las emociones negativas y la relación con los hombres.

Sanación

Para mejorar y liberar la relación que nos afectó en el pasado y se repite en el presente, es importante comprender que el inconsciente, recibe la metáfora. N o comprende palabras como el racional, para ingresar palabras de manera racional al inconsciente se requiere de mucha constancia en la programación neurolingüística, afirmaciones positivas y convicción.
Pero como ya he nombrado se pueden utilizar metáforas para liberar la emoción. Así que el ejercicio que propongo acá es el siguiente:
En primer lugar conocer la raíz del problema a sanar, sino se es consciente, se puede asistir a un terapeuta profesional en este tipo de problemas. Si ya se es consciente del problema/raíz, entonces se procede a reconciliar la herida que tenemos en nuestro interior. Perdonar y perdonarse a sí misma, amar la comprensión de dicho dolor, y soltar el apego a aquello que causa daño profundo.
Una carta para expresar estos sentimientos es muy útil, en ella se toma plena consciencia,  del dolor del padre, de su forma de transmitir el amor. Acepta tu condición divina, entrega esas emociones que no te pertenecen.
Escribe libremente, di lo que sientes, cuenta el daño que te causo eso, el daño que te hizo y y el daño que te ha hecho. Envuelve tu comprensión de la situación en la comprensión del amor, cuenta tu dolor sin miedo de ser juzgada.
Quema la carta, Toma las cenizas, compra rosas y en el jarrón donde las vayas a poner pon las cenizas. Cada vez que veas las rosas envía pensamientos de amor a tu padre, piensa en el amor sano que te mereces atraer a tus relaciones.
Comienza a trabajar tu autoestima, permite que el amor verdadero llegue a ti, observa cada emoción negativa que surge de la relación que estableces contigo misma y comienza una transformación a tu verdadero ser. Suelta la imagen paterna, suelta la imagen de niña que sufre, pues ya eres libre, esa imagen ilusoria de tu sufrimiento tan solo era un fantasma de tu mente.











domingo, 5 de junio de 2016

La ruptura del linaje materno y el riesgo de volverse auténtica

El siguiente texto que comparto, fue encontrado en una página de facebook donde se comparte conocimiento de Biodecodificación, bioneuroemoción.

¿Qué es la bioneuroemoción?

Es el arte de acompañar a la persona en encontrar la emoción oculta esencial, (el resentir) asociada al síntoma que hay (la enfermedad) para decodificarla, y así favorecer la curación mediante la liberación de la emoción que hay en el inconsciente y trascender dicha emoción transformándola. 


LA RUPTURA DEL LINAJE MATERNO Y EL PRECIO DE VOLVERSE AUTÉNTICA

Texto original: “The Rupture of the Mother Line and the Cost of Becoming Real”

Una de las experiencias más duras que puedes tener como hija en la relación con tu madre es darte cuenta de que ella está inconscientemente involucrada en tu insignificancia. Ante este sentimiento, es verdaderamente desgarrador ver que, más allá de su propia herida, la persona que te dio a luz siente, inconscientemente, tu empoderamiento como una pérdida propia. En el fondo no es una tragedia personal, sino de nuestra cultura patriarcal, que dice a las mujeres que somos “menos que”. Todas deseamos ser auténticas, ser vistas tal como somos, ser aceptadas, y ser amadas por quien realmente somos. Es una necesidad humana. Lo cierto es que el proceso de convertirnos en nosotras mismas implica ser complicadas, fuertes, intensas, asertivas y complejas, cualidades que el patriarcado pinta como poco atractivas en una mujer.
Históricamente, nuestra cultura ha sido reacia a la idea de las mujeres como seres individuales.
El patriarcado identifica a las mujeres atractivas como seres complacientes, que buscan ser aprobadas, cuidan las emociones, evitan el conflicto y toleran el maltrato. En cierta medida, las madres transmiten esta imagen a sus hijas, y hacen que inconscientemente se construyan una falso yo, a menudo a través de la máscara de “la rebelde”, “la solitaria” o “la niña buena”. El mensaje principal es “Para ser amada no debes crecer”. Sin embargo, las nuevas generaciones de mujeres tenemos el deseo de ser auténticas. Se podría decir que, con cada nueva generación, el patriarcado se debilita y el deseo de ser auténticas se va fortaleciendo entre las mujeres, de hecho, está empezando a ser urgente.
El anhelo de ser auténtica y la añoranza de la madre
Se trata de un dilema para las hijas criadas en el patriarcado. El anhelo de ser tú misma y el anhelo de ser cuidada, se convierten en necesidades que compiten entre sí, parece que tengamos que elegir entre una de las dos. Esto sucede porque tu empoderamiento está limitado en la medida en que tu madre ha internalizado las creencias patriarcales y espera que tú las acates. La presión de tu madre para que no crezcas depende principalmente de dos factores: 1) el grado en que ella haya internalizado las creencias patriarcales limitantes de su propia madre y 2) el alcance de sus propias carencias por estar divorciada de su yo verdadero. Estas dos cosas mutilan la capacidad de la madre de iniciar a su hija a su propia vida.
El costo de convertirte en tu ser auténtico a menudo implica cierto grado de “ruptura” con el linaje materno. Cuando esto sucede, se rompen los hilos patriarcales del linaje materno, algo esencial para una vida adulta sana y poderosa. Por lo general se manifiesta en alguna forma de dolor o conflicto con la madre. Las rupturas del linaje materno pueden adoptar diversas formas: desde conflictos y desacuerdos hasta distanciamiento y desarraigo. Es un viaje personal y es distinto para cada mujer. Básicamente, la ruptura sirve para la transformación y la sanación. Forma parte del impulso evolutivo del despertar femenino para empoderarse con más consciencia. Es el nacimiento de la “madre no patriarcal” y el comienzo de la verdadera libertad e individualización.
Por una parte, en las relaciones madre/hija más sanas, la ruptura puede provocar un conflicto, pero en realidad sirve para fortalecer el vínculo y hacerlo más auténtico. Por otra parte, en las relaciones madre/hija agresivas y menos sanas, la ruptura puede desencadenar heridas no sanadas en la madre, y provocar que esta arremeta contra su hija o la repudie. Y en muchos casos, desafortunadamente, la única opción de la hija será mantenerse a distancia indefinidamente para conservar su propio bienestar emocional. Así, en vez de ver que es el resultado de tu deseo de crecimiento, la madre puede sentir tu alejamiento/ruptura como una amenaza, un ataque personal y directo hacia ella, un rechazo a quien es ella. Ante esta situación, puede resultar desgarrador constatar que tu deseo de empoderamiento o de crecimiento personal puede hacer que tu madre, ciegamente, te vea como una enemiga.
“No puedo ser feliz si mi madre es infeliz” ¿Has sentido esto alguna vez?
Generalmente, esta creencia procede del dolor que te causa ver a tu madre sufrir por sus propias carencias y la compasión que te produce su lucha bajo el peso de las demandas del patriarcado. Sin embargo, cuando sacrificamos nuestra propia felicidad por la de nuestras madres, en realidad impedimos la sanación necesaria que produce llorar la herida en nuestro linaje materno. Esto solo provoca el estancamiento de ambas. Por mucho que lo intentemos, nosotras no podemos sanar a nuestras madres, y no podemos conseguir que nos vean tal como somos. El duelo es lo que trae la sanación. Tenemos que llorar por nosotras y por nuestro linaje materno. Este duelo trae consigo una gran liberación.
Dejar que nuestras madres sean seres individuales nos libera (como hijas) para ser seres individuales. Las creencias patriarcales promueven un nudo inconsciente entre madres e hijas, en el que solo una de ellas puede tener el poder. Es una dinámica de “una de las dos” basada en la escasez que deja a ambas sin poder alguno. Para las madres que han sido especialmente privadas de su poder, sus hijas pueden convertirse en “el alimento” de su identidad atrofiada y en el vertedero de sus problemas. Debemos permitir que nuestras madres recorran su propio camino y dejar de sacrificarnos por ellas.
Tradicionalmente, a las mujeres se nos ha enseñado que es noble cargar con el dolor de los demás; que el cuidado emocional es nuestro deber y que deberíamos sentirnos culpables si nos desviamos de esta función. En este contexto, la culpa no tiene que ver con la consciencia sino con el control. Este sentimiento de culpa nos mantiene atadas a nuestras madres, nos debilita y hace que ignoremos nuestro poder. Tenemos que darnos cuenta de que no hay ningún motivo real para sentirnos culpables. El rol de cuidadora emocional nunca ha sido un rol genuinamente nuestro, simplemente forma parte de nuestro legado de opresión. Si lo miramos así, dejaremos de consentir que la culpa nos controle.
Abstenernos del cuidado emocional y dejar que la gente aprenda sus propias lecciones es una forma de respetarnos a nosotras mismas y de respetar a los demás.
Contrariamente a lo que nos han enseñado, no tenemos que sanar a toda nuestra familia. Sólo tenemos que sanarnos a nosotras mismas. En vez de sentirte culpable por no ser capaz de sanar a tu madre ni a los otros miembros de tu familia, date el permiso de ser inocente. Si lo haces, recuperas tu construcción personal y el poder que te quitó la herida materna. Y en consecuencia, devuelves a tus familiares el poder de seguir su propio camino. Se trata de un gran cambio energético que se da al apropiarnos de nuestro valor y se ha demostrado que podemos conservar nuestro poder a pesar de los llamamientos a entregarlo a los demás.
El precio de transformarnos en auténticas nunca es tan alto como el precio de permanecer en un “yo” falso.
Es posible que nuestras madres (y nuestras familias) nos den la espalda cuando nos convirtamos en más auténticas. Podemos sentir hostilidad, rechazo, rabia, y una denigración total. Y puede resultar asombrosa la rapidez con la que nos pueden rechazar o abandonar cuando dejamos de sobre-funcionar y expresamos nuestro auténtico ser. La madre cumple la función de “proveedora de la iniciación” lo que lanza a la hija a vivir su propia vida, pero este rol es solo posible en la medida que la madre haya experimentado o vivido su propia iniciación. Pero los procesos sanos de separación entre madres e hijas están muy boicoteados en la cultura patriarcal.
El problema es que muchas mujeres se pasan la vida entera esperando que su madre las empuje a vivir sus propias vidas, cuando sus madres son simplemente incapaces de hacerlo.
Es muy habitual ver cómo se pospone el duelo de la herida materna en mujeres que constantemente regresan al pozo negro de sus madres, buscando un permiso y un amor que ellas simplemente no tienen la capacidad de dar. En vez de completar este duelo, muchas mujeres tienden a culparse, y esto las bloquea. Tenemos que lamentar que nuestras madres no puedan ofrecernos una iniciación que ellas nunca recibieron y embarcarnos conscientemente en nuestra propia iniciación.
Parte de este proceso es aceptar este profundo dolor existencial, para poder iniciarnos en la libertad y la creatividad de nuestras propias vidas. Y al final, este dolor da paso a una compasión genuina y a la gratitud hacia nuestras madres y a las madres de nuestras madres. Es importante ver que, al rechazar las creencias patriarcales que dicen que para ser aceptadas deberíamos permanecer pequeñas, no estamos rechazando a nuestras madres.
Crear un espacio seguro para el anhelo de la madre
Aunque seamos mujeres adultas, añoramos a nuestra madre. Puede ser desgarrador sentir este anhelo y saber que nuestra propia madre no puede satisfacerlo, aunque hizo lo que pudo. Es importante enfrentarse a este hecho y llorarlo. Tu anhelo es sagrado y debe ser honrado. Dejar un espacio para el duelo es una parte importante de ser una buena madre para ti misma. Si no hacemos un duelo sincero de nuestra necesidad insatisfecha de cuidado maternal, inconscientemente interferirá en nuestras relaciones, causando dolor y conflicto.
No se trata de un trabajo de superación personal cualquiera. Sanar la herida de la madre es esencial y fundamental; es un trabajo en profundidad que te transforma interiormente y te libera, como mujer, de cadenas centenarias heredadas de tu linaje materno. Tenemos que desintoxicarnos de los hilos patriarcales en nuestro linaje materno para avanzar en nuestro empoderamiento.
Estamos siendo llamadas a encontrar en lo más profundo de nosotras aquello que no se nos dio. Al reclamar nuestra propia iniciación mediante la sanación de la herida materna, juntas, al unísono, encarnamos cada vez más a la diosa que está dando a luz a un nuevo mundo.


sábado, 4 de junio de 2016

Carta de Adan Jodorowsky para su padre.

Esta carta fue compartida públicamente en el fanpage de Adan Jodorowsky el 1 de noviembre de 2014. Quiero compartirla con uds ya que me parece que transmite conocimiento muy valioso y sanador. La familia y las relaciones sanas establecen un ser libre y consciente para enfrentar los retos de la vida en una sociedad que adormece la consciencia. 
Carta a mi Padre.
Querido padre, Alejandro, tu que siempre pensaste que llamar a su padre "Papá" era un error. Que Papá y Mamá eran las primeras palabras que podía pronunciar un bebé y que llamar a sus padres así siendo adulto era mantener preso a sus hijos como niños. Tu que me decías "no me llamo Papá, me llamo Alejandro, yo no te llamo adad, dada o adadá.."
Escribo esta carta públicamente porque quiero que el mundo sepa que el amor entre padre e hijo existe.

Veo en el planeta cientos de casos con padres ausentes o que no aceptan a sus hijos como son. 
Por eso hoy quiero que el mundo sepa cual puede ser una verdadera relación de amor y respeto. Espero le pueda servir a este planeta. Que sirva de ejemplo para que el mundo se transforme en algo mejor y dejen de crear guerras que son productos de rabia contenida.
Llamarte Alejandro no me quitó nada, al contrario, no te vi como una figura emblemática, ni como un ser superior, pero como un aliado, un ser lleno de bondad. Llamarte Alejandro es lo más tierno y maravilloso del mundo. Sentirme diferente de los otros niños me dio un gran sentimiento de fuerza.
Nunca me educaste con miedo, nunca me pegaste. Me hablaste, me explicaste y te procupaste de enseñarme tus pensamientos dejándome libre de ser el que yo tenía que ser y no el que tu querías que yo sea.
¿Te acuerdas? Te sentabas al lado de mi, leyendo cuentos japoneses para iniciarme a una filosofía de vida. 
Has formado mi mente para prepararme como un guerrero a recibir los golpes de la vida, a recibir discursos estúpidos, a recibir la imbecilidad humana. Pero me enseñaste también a reconocer la belleza dentro de la fealdad.
Me acuerdo que un día me dijiste "te voy a enseñar a pensar". Estábamos en España, de vacaciones en una isla. Y todas las mañanas me dabas clases para pensar. Todo padre debería enseñar a su hijo a pensar.
Un niño no es tonto, es como una esponja, lo que le enseñas le queda para toda la vida y lo necesita. Gracias a eso, me marcaste para siempre.
"¿Qué es dios? ¿Qué es el universo? ¿Cual es nuestra finalidad en este universo? ¿De donde vengo? ¿Hacia donde voy? ¿Soy un cuerpo con alma o un alma con un cuerpo? Tu verdad es una verdad pero no la verdad..."
Me enseñaste a hablar como un ser consciente y delicado. 
Cuando era niño me hablabas suavemente, como adulto y no me infantilizabas con voz de dibujo animado. Los padres suelen hablar a sus hijos como si fuesen muñecos, pero tu, me hablaste como un ser humano.
Luego, me ensañaste a comunicar con los otros y en lugar de afirmar algo en una conversación, me enseñaste a decir antes de empezar una frase: "según lo que yo pienso y me puedo equivocar".
En una pelea, en lugar de acusar al otro, me enseñaste a decir lo que siento y qué me produce esa discusión.
Nunca me hiciste parte de tus angustias económicas, para que el dinero no sea un peso para mi. 
He vivido en un paraíso. Un niño tiene que ver la vida como un paraíso. Lo contrario lo convierte en un ser angustiado con miedo a enfrentar su existencia.
Cuando tenía rabia, en lugar de contenerla, me llevabas por la mano en el jardín y me hacías destrozar una silla en mil pedazos. No puedes saber la alegría que era para mi destrozar esa pobre silla.
Yo te decía: "pero si la rompo ya no vamos a tener silla..." Y tu me decías que no importaba, que ibas a comprar otra. Para ti lo material no tenía ninguna importancia, ningún valor. El único valor que veías estaba en el ser humano.
En lugar de reprimir mi creatividad, me comprabas pinceles para que pueda pintar en las paredes de mi cuarto.
Nunca me prohibiste nada. Cuando hacía un error, hablábamos sobre él y lo arreglábamos. Confiabas en mi, en mis propios limites que me imponía a mi mismo. 
Podía hacer y preguntar de todo. Era un niño y se hablaba abiertamente de sexo, sin que la moral religiosa nos haga creer que es algo insano. Cuando alguien tenía sexo en la casa, el día siguiente se celebraba.
Cuando deseaba un instrumento, en lugar de pensar que era un capricho, me comprabas un piano, una trompeta, aunque la usaba solo un día. Decías que todo sirve en la vida. Y es cierto, todo lo que te pedí y me diste en la infancia, me sirvió. absolutamente todo. No pusiste ningún limite a mi creatividad. Me enseñaste a meditar, me pasaste libros. Aunque tu y mi madre se separaron cuando yo tenía 8 años, nunca me hablaste mal de ella. No intentaste destruir mi mirada de amor hacia ella.
Creaste entre mis hermanos y yo una relación de amor. Sin competencia. Queriendo a cada uno de manera diferente. 
Me ensañaste a pensar, a creer que todo era posible en la vida. 
¿Y como? Te voy a recordar como.
Un día nos paseamos por las calles en Paris buscando un par de zapatos, y hasta que no encontraba el par perfecto, no nos íbamos a dejar vencer. Entramos en quince tiendas ese día, hasta encontrar lo que realmente quería. Gracias padre de mi corazón, gracias a eso hoy en día, hasta que no esté satisfecho con lo que estoy creando, no me dejo vencer. Me enseñaste también que cuando no se logra algo, se puede tomar otro camino que lleve a lo que deseas.
Cuando me tropezaba en la calle me decías "¡Samurai!" Para que cada paso, cada mirada mía en este mundo sea consciente. El Samurai no se distrae nunca. Me siento vivo Alejandro, tan vivo.
Nunca te vi deprimido, ¿te das cuenta? Nunca te quejaste ni te dejaste vencer por el peso de la vida.
Nunca me hiciste parte de tus angustias. Me enseñaste a ser alegre, a pensar que la vida era una fiesta. Me enseñaste a no fumar cuando lo adolescentes empezaban a fumar, me explicaste que yo era un niño seguro de mi mismo, que no necesitaba un cigarro para seducir, ser adulto o ser aceptado por los otros. Me sentía fuerte, tan fuerte.
Me enseñaste a amarme, a respetar mi templo, mi cuerpo.
Te vi escribir toda mi vida ocho horas diarias, dedicado a tu arte.
Encontraste el amor a los 75 años, conociste a Pascale, tu mujer. Y es la historia más bella que he visto en mi vida. Me hiciste creer en la unión de dos personas. Ahora tengo fe en la pareja a cualquier edad.
A veces me preguntas: "¿Como te sientes mentalmente, corporalmente, sexualmente, emocionalmente?" Te comunicas con mi ser entero. Cuando llego a tu casa, me siento en frente de ti y me miras, me cuentas tu vida, me preguntas sobre la mía e intentas que nuestros monólogos duren el mismo tiempo. Que la conversación sea equilibrada. Que uno no hable más que el otro.
Te preocupas por mi sin invadir mi espacio. Pero me dices siempre que me amas. Todo padre tendría que decir a su hijo que lo ama.
Cuando era niño y te ibas de viaje, pero me llamabas todos los días, aunque eran dos minutos. Era nuestro trato. Sentí tu presencia. Siempre sentí que podía contar contigo. Cuando decías algo, lo cumplías y no puedes saber lo importante que es para un niño que su padre cumpla lo que diga.
Una vez me fui de vacaciones con la escuela, y me sentí tan mal con los niños, me sentí tan diferente a ellos que te llamé llorando. En la noche misma llegaste con tu coche. Hiciste 400 kilómetros para sacarme del infierno. Y regresamos juntos la noche misma. Cantando. Decías que un niño no debe sufrir, que sus primeros años son sagrados.
Siempre olias mi pelo y mi piel diciendo que olia maravillosamente bien. Siempre me dijiste que iba a ser alto, que tenía talento, que era bello, que era un príncipe. Me acariciaste, me tocaste, me abrazaste. Fui un ser amado.
En la mañana tocaba a tu puerta y corría a acostarme al lado de ti y me abrazabas. Yo, la cabeza sobre tu pecho escuchando tu respiración y tu corazón latiendo. Luego íbamos a desayunar en frente de la casa, en un café, y me hablabas de libros, de cine, de los descubrimientos que hacías, de las nuevas ideas espirituales que habías pensado.
En este momento estoy llorando de emoción porque nunca me había tomado el tiempo de decirte todo esto. Eres un padre maravilloso. Mis lágrimas corren, esas lágrimas son gotas de amor. 
Siempre me llevaste contigo en tus conferencias, en tus seminarios, te vi hacerle bien a la gente, darles sonrisas, calmar miedos.
Hemos colaborado en teatro, en cine, en mis canciones. Qué maravilla poder crear algo con su familia.
Cuando tenía una duda siempre estuviste presente. Tan presente que hoy en día si ya no estuvieses a mi lado, escucharía tu voz en mi mente aconsejandome. Te tengo marcado en mi como un tatuaje para siempre.
Me salvaste Alejandro, en este mundo tan cruel, en este caos que es la vida, en esta locura donde vivimos, me mostraste lo más bello. Me alejaste de todo pensamiento burgués, de toda ilusión, de todo pensamiento religioso, de toda moral, me ensañaste a no tener límites. Me enseñaste que soy un ser libre. Libre de la locura humana, libre de guerras, de miedos, me enseñaste que la realidad donde vivimos no es la única realidad, me enseñaste que mi territorio no es una casa, un país o un mundo, sino el universo entero, el infinito. 
¿Por qué me hacías pintar en las paredes de mi cuarto? Me lo he preguntado mucho. ¿Por qué dejarme esa libertad de hacer lo que quería en mi habitación? Entendí que me enseñabas a crear, a liberar mi mente, vivir sin ataduras, sin paredes. Esas paredes eran ilusorias, invisibles y pintándolas podía pasar a través de ellas.
Me ensañaste a hablar, ni poco ni demasiado. Me enseñaste a respetar el campo energético de los otros. Me enseñaste a contar con las cartas del tarot. Y me mostraste que los símbolos son arte. Me enseñaste que la vida es mágica y que el milagro está por todos lados. Me enseñaste que dios es una energía que nos acompaña, y no un ser severo inventado por escritores.
Me abriste una cuenta en una librería y gracias a ti descubrí la poesía.
¡La poesía! Me acuerdo que nos sentábamos todos en la mesa del comedor, y cada uno de nosotros leía su poema. 
Nunca tuviste amigos inútiles, la única gente que entró en tu casa fue la que querías ayudar o personas con talento. Poetas, filósofos, cantantes, doctores, zapateros, santos, todo tipo de gente pero con alma y contenido. Nunca perdiste tu tiempo en conversaciones vacías.
Nunca te he visto borracho ni drogado.
Solo te vi desarrollar tu mente y tu talento de forma positiva con finalidad de cambiar el mundo y aportarle algo.
Te sentiste durante años un escritor fracasado, y mira lo que lograste. A los sesenta años te liberaste de ese sentimiento y publicaste más de treinta libros, hoy tienes ochenta y cinco años y eres un escritor completamente realizado. Todo eso por creer en ti. Qué ejemplo. ¡Cuanta gente no cree en lo que es, buscando una salida, buscando felicidad sin ver que todo el contenido está vibrando en ellos desde siempre! 
Me hablaste de la vejez como algo bello y gracias a ti disfruto cada año que cumplo sin temerle a la muerte. Gracias a ti veo que todo es posible en esta vida, en cualquier momento.
Veo el amor que tienes en tus ojos, veo el amor en ti cuando me miras, me amaste y diste tanto que te amo sin limites. Tu creaste ese ser que te está escribiendo. Tu creaste mi amor hacia ti. Aplicaste perfectamente esa frase que escribiste y resultó ser verdadera:
Lo que das te lo das, lo que no das te lo quitas.

Gracias por haberme regalado esta vida.
Tu hijo Adán que te ama.

viernes, 3 de junio de 2016

Infinito: El alfa y el omega.

En la Biblia Dios declara: "Soy el Alfa y el Omega y soy el Viviente".

En el reino atemporal en el que Dios mora, que es también su hogar, el principio y el fin, el Alfa y el Omega, son uno y la esencia de todo lo que siempre ha sido y siempre será, es eternamente presente en un estado no manifiesto de unidad y perfección, totalmente más allá de lo que la mente humana pueda nunca imaginar o comprender.
En nuestro mundo de formas aparentemente separadas, sin embargo, la perfección atemporal es un concepto inconcebible.
Aquí, incluso la conciencia, que es la luz que emana de la Fuente eterna, parece estar sujeta a un proceso de desarrollo, pero esto es debido a nuestra percepción limitada. No es así en términos absolutos. Sin embargo, permítame continuar hablando por un momento sobre la evolución de la conciencia en este mundo:
Todo lo que existe tiene Ser, tiene esencia divina, tiene algún grado de conciencia.
Incluso una piedra tiene conciencia rudimentaria; de lo contrario, no sería y sus átomos y moléculas se dispersarían.
Todo está vivo; el sol, la tierra, las plantas, los animales, los seres humanos, todos son expresiones de conciencia en diferentes grados, la conciencia que se manifiesta como forma.
El mundo surge cuando la conciencia toma formas; formas de pensamiento y formas materiales.
Observe los millones de formas de vida sólo en este planeta; en el mar, en la tierra, en el aire, y después cada forma de vida se replica millones de veces. ¿Con qué fin? ¿Alguien o algo está jugando un juego, un juego con la forma?
Esto fue lo que los antiguos videntes de la India se preguntaron a sí mismos. Vieron el mundo como lila, una especie de juego divino que Dios está jugando.
Las formas de vida individual obviamente no son muy importantes en este juego. En el mar, la mayoría de formas de vida no sobreviven más de unos minutos después de nacer.
Incluso la forma humana vuelve al polvo bastante rápidamente y cuando se ha ido es como si nunca hubiera sido.
¿Es esto trágico o cruel? Sólo si usted crea una identidad separada para cada forma, si usted olvida que su conciencia es esencia divina expresándose a sí misma en la forma.
Pero usted no sabe realmente eso hasta que realiza su propia esencia divina como pura conciencia.
La conciencia toma el disfraz de las formas hasta que éstas alcanzan tal complejidad que se pierde completamente en ellas.
En los seres humanos actuales, la conciencia está completamente identificada con su disfraz. Sólo se conoce a sí misma como forma y por lo tanto vive en el temor de la aniquilación de su forma física o psicológica.
Ésta es la mente egotista, y este es el punto en el que se establece una disfunción considerable.
Ahora parece como si algo hubiera salido muy mal en algún punto a lo largo de la línea de la evolución. Pero incluso esto es parte de lila, el juego divino.
Finalmente, la presión del sufrimiento creado por esta disfunción aparente, fuerza a la conciencia a desidentificarse de la forma y la despierta de su sueño de forma: vuelve a recuperar auto-conciencia, pero a un nivel mucho más profundo que cuando la perdió.
¿Puede ver ahora el significado más profundo y más amplio de volverse presente como el observador de su mente?
Siempre que usted observa la mente, entonces se convierte en lo que llamamos el observador o el testigo.
En consecuencia, el observador -pura conciencia más allá de la forma- se vuelve más fuerte y las formaciones mentales se vuelven más débiles.
Cuando hablamos de observar la mente estamos personalizando un evento que es de significación cósmica: a través de usted, la conciencia está despertando de su sueño de identificación con la forma y retirándose de ella.
Cuando la conciencia se libera de su identificación con las formas físicas y mentales, se vuelve lo que podemos llamar conciencia pura o iluminada, o presencia.
Esto ha ocurrido ya en algunos individuos y parece destinado a ocurrir pronto en una escala mucho mayor.
La mayoría de los seres humanos están todavía en las garras del modo egótico de conciencia: identificados con su mente y dominados por ella. Si no se liberan de su mente a tiempo, serán destruidos por ella. Experimentarán confusión, conflicto, violencia, enfermedad, desesperación y locura cada vez mayores.
La mente egotista se ha vuelto como un barco que se hunde. Si usted no lo abandona, se hundirá con él.
La mente egotista colectiva es la entidad más peligrosamente demente y destructiva que jamás habitó este planeta. ¿Qué cree que pasará en este planeta si la conciencia humana no cambia?
Eckhart Tolle